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Pico Nabaín o Santa Marina

Fecha de la actividad: sábado, 6 de septiembre de 2014

Lugar de salida: Ascaso (1.017m)

Objetivo: Pico Nabaín o Santa Marina (1.798m)

Desnivel positivo acumulado: 787 metros

Distancia y tiempo empleado: 6,7 km en 4h20′ (incluidos descansos)

Archivo GPS (con el recorrido, click para descargar): TrackGPS

La Ruta

Otro fin de semana con previsión de mal tiempo en el Pirineo. Para variar. Esta vez estamos en alerta naranja por tormentas, especialmente a partir de las 2 ó 3 de la tarde. Después de descartar otros sitios, por largos, decidimos subir al Pico Nabaín o Santa Marina. Lo teníamos mirado desde hace tiempo, pero estábamos esperando una época menos calurosa. Y tendríamos que haber seguido esperando, porque buen calor hemos pasado…

En la carretera que une Fiscal con Boltaña, ya cerca de ésta última, tomamos un desvío a mano izquierda hacia Ascaso. Se sube por una pista, asfaltada al principio (como 1 km) y con firme de tierra el resto (otros 3 km más). Algunos tramos, especialmente las curvas, también están asfaltados en este segundo tramo. Nosotros subimos con un turismo normal y, yendo despacio en las zonas de tierra, llegamos sin problemas. Casi lo más difícil es aparcar el coche. No hay a penas sitios: 4 ó 5 en la entrada del pueblo y 2 ó 3 un poco más abajo. Como somos los terceros en llegar podemos dejar el coche en la misma entrada de Ascaso, junto a su famoso reloj de sol (ver Nota 1).

Descendemos unos metros por la pista y ascendemos por otra que sale a mano derecha. Enseguida pasamos junto a unas colmenas, apoyadas en el lado sur de un pequeño cerro que rodeamos. La pista se va volviendo más empinada y pedregosa hasta llegar a un pequeño llano. A nuestra izquierda vemos dos grandes mojones. Es el momento de cambiar pista por sendero y comenzar la verdadera subida. Desde aquí no hay descansos hasta la cima. Siempre hacia arriba. Hay que subir unos 750 metros de desnivel en 3 km escasos. Es una excursión corta, sin duda, pero cuestas no le faltan…

Al principio caminamos entre arbustos, pero rápidamente casi desaparecen para dar paso a una zona rocosa bastante inclinada. Aquí no hay ningún sendero marcado, debido a la dureza del terreno y a la erosión, pero un buen número de mojones nos va llevando, sin vacilación, por el camino correcto. Hace muchísimo calor. Los insectos voladores están muy pesados, el ambiente está cargado, hay una especie de calima que lo envuelve todo, mucha humedad… Si le sumamos la empinada cuesta el resultado es una “sudada” de las buenas.

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Después de un buen rato sudando sobre la roca, entramos de nuevo en una zona arbustiva y pasamos a sudar sobre la tierra. Aquí el camino está bien marcado, aunque en algunos tramos hay más de una traza. Al final parece que todas llevan más o menos al mismo sitio. Sobre la cota 1.470 m. aparecen a nuestra izquierda unos cortados. Pasamos bastante cerca de ellos durante un rato. Precaución con los niños y los vértigos.

Poco a poco hemos ido girando a la derecha, cambiando la dirección oeste inicial por la clara dirección norte que llevamos ahora. Estamos en el tramo más cómodo de la subida. El camino está perfectamente marcado en un suelo de blanda tierra y la pendiente ha disminuido mientras navegamos en un mar de erizones. Mejor no naufragar en él. En los últimos metros de la subida, incluso en la misma cima, hay que tener cuidado con los escarpes de la izquierda (oeste).

Conforme nos acercamos a la cima vamos viendo “algo” que sobresale entre los arbustos. Sabemos que nos encontraremos con las ruinas de la ermita de Santa Marina, pero lo que vemos no parece una ermita, más bien una farola o algo así. Al llegar arriba vemos de qué se trata.

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Alguien tuvo el mal gusto de colocar un vértice geodésico sobre las ruinas de los muros de la ermita. Igual no tenía campo el tío para ponerlo en otro sitio… Después, quizás como venganza, han colocado una especie de antena, a modo de banderola, sobre el vértice. Despropósito sobre despropósito.

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Mientras almorzamos echamos un largo vistazo a nuestro alrededor. Se supone que este monte tiene excelentes vistas. Será otro día… Hacia el norte, donde deberían estar las mejores, sólo hay nubes, más nubes y, entre la calima, los cercanos Sestrales y Mondoto. Al oeste destaca Peña Canciás y al este, como durante toda la ascensión, podemos contemplar la aislada mole rocosa de la Peña Montañesa.

Son casi las dos del mediodía y el cielo cada vez está más cubierto. Comenzamos el descenso y sólo nos detenemos un par de veces para echar un trago de agua. A medida que vamos bajando, los truenos, lejanos al principio, se han ido acercando más y más. En algo menos de hora y media llegamos al coche siguiendo el mismo itinerario de subida. La tormenta nos ha perseguido pero, por esta vez, nos hemos librado del agua.

Nota (1):
El reloj de sol de Ascaso está en la pared sur de la antigua herrería, en la entrada del pueblo. Bajo él encontramos una curiosa inscripción:

“Cuando me relumbre el Sol acercate paso á paso, y sabras la hora que es en este reló de Ascaso.”

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A él se hace referencia en una de las canciones de La Ronda de Boltaña, “O viento rondador”:

Puya t´Ascaso y verás un reló de sol
que diz que marca o tiempo d´a chen que marchó
de coloricos pintaú en una paré,
como yo aguarda o día de vielos volver.

Galería de fotos

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