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Tour du Vignemale: Bachimaña – Wallon

Datos de la Actividad

Fecha de la actividad: sábado, 12 de julio de 2014

Lugar de salida: Refugio de Bachimaña

Objetivo: Refuge de Wallon

Desnivel positivo acumulado: 710 metros

Distancia y tiempo empleado: 10 km en 5h15' (incluidos descansos)

Archivo GPS (con el recorrido, click para descargar): TrackGPS

La Ruta

Después de la larga jornada precedente, la de hoy es mucho más llevadera, vamos a dormir al Refugio de Wallon, antes de pasar el Puerto de Marcadau, llevamos la intención de subir a los picos del mismo nombre.
No madrugamos mucho, bajamos a desayunar y tranquilamente nos preparamos. Somos de los últimos en salir del refugio.
Poco a poco los cielos han ido cubriéndose, hacia el Balneario se ve más despejado pero, hacia el Puerto se ve muy cubierto y venteado, según vienen las ráfagas de viento, nos caen gotas de la lluvia que arrastran.

Cruzamos la presa del embalse bajo de Bachimaña, para tomar la GR11 que transita por la orilla derecha (hidrográfica) de los ibones de Bachimaña. Primero por terreno suave, luego un poco más empinado, vamos calentando los músculos, a la vez que alcanzamos el ibón superior de Bachimaña.

El terreno que recorre el sendero con sus continuos sube-y-baja se hace pesado. Llegamos al punto en el que dejaremos la GR11, tenemos que cruzar el torrente que baja de los Ibones Azules, depende de la cantidad de agua que baje puede ser más o menos laborioso encontrar un buen paso.

Casi todo el mundo continúa hacia los Azules, irán a cruzar a Respomuso o a subir a los Picos de Infierno.

Seguimos nuestro camino, el fuerte viento empieza a darnos algo más de lleno y empieza a llover, esto unido a que se está echando la niebla nos hace pensar que no podremos subir al cercano Pico de Marcadau.

Llegamos al Ibón Inferior de Pezico, todavía está medio congelado, continuamos por el nevero hacia el collado. Una vez lo alcanzamos el viento es fortísimo, nos abrigamos un poco más y empezamos rápidamente el descenso. Al rato nos toca pasar un nevero de grandes proporciones bastante inclinado, vemos que la nieve está algo dura, así que invertimos unos minutos en ponernos los crampones. Lo pasamos y seguimos buscando la nieve, aprovechando que llevamos los crampones puestos.

Cuando parece que no queda más nieve por pisar, paramos a recoger los pinchos y de paso almorzar.

Terminamos de bajar hacia los prados que nos acercarán al refugio, donde el río serpentea más tranquilamente. Nos tocará atravesarlo en varias ocasiones, siempre por cómodos puentes de hormigón.

Tras llegar a la zona de vivac, atravesamos un último puente y llegamos al Refuge de Wallon, mucho menos cansados que en la víspera.

Nos instalan en la zona libre de invierno, algo más destartalada la parte guardada, aún así salimos ganando ya que a mitad de tarde llega un grupo de franceses que vienen al refugio a celebrar algo (unos 30 entre padres y niños, incluso algún bebé), que tras la cena comenzarán a amenizarnos la velada con un recital de canciones campamentiles.

Nos queda toda la tarde para descansar y reponer fuerzas de cara al domingo, cuya etapa va a ser mucho más larga y en la cual llegaremos hasta Bayssellance.

Nos hacemos fuertes en una de las mesas de la terraza, pedimos una primera ronda de bebidas isotónicas (Kronenburg, 3€) y comenzamos a degustar un surtido de frutos secos, galletas y demás suculencias.

Llega la hora de la cena, buscamos nuestra mesa y, nos disponemos a degustar las suculencias que nos van a ofrecer. El banquete comienza con una indescriptible sopa, continúa con un estofado cuya carne debe ser de burro (por lo jasca y dura que está), de postre nos dan un bizcocho (sin duda lo mejor de la cena) y de recena, así son estos franceses, tiran la casa por la ventana, una ración de queso.

Antes de subir a dormir, nos quedamos escuchando el recital de "nuestros amigos" franceses, tomando una infusión y, ya sin más dilación, espoleados por la calidad musical de las interpretaciones, vamos disparados al dormitorio con la esperanza de que no se les escuche mucho desde el dormitorio de invierno.

Si bien no se oían las melodiosas interpretaciones, no pudimos dormir del todo bien, porque el concierto de pedos y ronquidos de un dormitorio comunal con 18 plazas no es lo mejor para garantizar nuestro merecido descanso.

Galería de fotos

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  1. Eduardo
    | Responder

    Hola Angel, está quedando muy bien la página web. Veo que aun quedaban unos cuantos neveros, lastima del tiempo, y de los amigos franceses, un saludo

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