Lugar de salida: km 48 de la A-132 (junto al embalse de La Peña)
Alcanzamos la Casa Lagé y no llevamos todavía recorridos ni 5 km, pero hace ya una hora que hemos dejado el coche.
Una vez vadeado el río (un poco más adelante, junto a las casas, hay una pasarela de madera), remontamos hacia una pista en buen estado, en Casa Lagé se ve un coche, así que deben cuidar de esta pista para poder usarla (viene directamente de la A-132, pasando por la Paridera Rompesacos). Seguimos por buena pista, atravesamos un puente y llegamos a la altura de la Paridera de Bergosal, habitada, donde nos reciben unos perros, si bien no bajan a la pista.
La pista poco a poco se va deteriorando, vadeamos el río aquí, buscamos la pista allá, por aquí parece que sigue. Los tábanos nos están machacando, cada vez que paramos, ¡brotan a decenas a nuestro alrededor!
Cuando llevamos unos 9 km, y ya se ha cumplido la segunda hora de ruta, llegamos por fin a Paternoy, un bonito pueblo desahabitado hace ya muchos años. Allí nos topamos con unos franceses, que han subido con sus 4×4 a dormir junto al pueblo (la señora con la que hablamos parece que no tiene muy claro donde están, jejeje).
Desde Paternoy, cruzamos un puente sobre el barranco del Cajicar y, ya por buena terreno (Pista del camino de Bailo), comienza una buena subida hasta un pequeño collado (cota 833 m.).
Desde aquí, bajada en buen estado hasta encontrarnos con la A-132 (mitad de recorrido y posible punto de escape si se nos ha hecho tarde).
Tomamos la carretera y, subimos en dirección a Santa Bárbara unos 600 metros, aquí con cuidado, atravesamos la carretera para subir por la pista de Longás. La pista en un principio cuesta arriba, si bien no demasiado fuerte, se lleva bien ya que la pista está en buen estado.
Seguimos por la pista, hasta que un último repecho nos dejará en el punto más alto del recorrido (865 m./3h05’/17,6km)
Ahora bajaremos por la pista (en perfecto estado) hacia las Casas de Pequera, antes de alcanzarlas, giraremos a nuestra izquierda en busca del Río Asabón.
Seguimos unos 600 m. hasta una bifurcación, tomar la de la izquierda, abandonando la que estábamos siguiendo y cruza el río Asabón por una palanca de hormigón blanquecino.
La pista, siempre por la izquierda del Asabón, se estropea un poco, pero se cicla bien a excepción de los numerosos y embarrados charcos.
Dejamos a nuestra derecha la Pardina de Nueveciervos. Al rato llegamos a una nueva bifurcación (la de la izquierda, con barrera, va por la Pardina de Cercito a la A-132, posible punto de escape) y la de la derecha (en pero estado) continúa por el río Asabón.
A partir de aquí, entre el calor, la hora, el cansancio, los vadeos y lo que llega a deteriorarse la pista, cambiamos el nombre del río Asabón, al “más cabrón”.
Alcanzamos la Paridera del Chaz (708m./4h15’/24,7 km), donde una señalización (ruta de las pardinas) nos indica que a nuestra derecha podemos ir hacia Salinas de Jaca.
Nosotros giramos a la izquierda, vadeamos el río y continuamos por una pista cada vez en peor estado, hasta el punto en que tras un nuevo vadeo, tenemos que continuar por el propio río, durante unos cientos de metros, hasta volver a salir a la pista.
Si alguien piensa que ya no vamos a cruzar el río, está muy equivocado, en el próximo kilómetro lo cruzaremos 4 ó 5 veces, a estas alturas llevar los pies secos es una utopía y ya da igual atravesar los vados sin descalzarse o buscando piedras para ir saltando. ¡Es agosto, seguro que el río no lleva agua! ¡Jajaja!
Pincho, por si le faltaba algo al recorrido. Cruzamos por última vez el río, justo en el cruce con la Casa del Tarrancal.
La pista mejora mucho, vamos en dirección al pueblo de Villalangua, el cual alcanzamos rápidamente, buscamos una fuente (hace rato que ya he acabado el 1,5 litros que llevaba en la mochila) y ya por carretera bajamos al cruce con la A-132. Luego 4 kilómetros, yendo con cuidado por que la carretera lleva mucho tráfico, y llegamos bastante cansados a los coches.
Al final llegamos derrotados, mucho más tarde de lo previsto, pero contentos por la actividad. El entorno de toda la ruta es fantástico, la soledad y los interminables bosques le dan un toque estupendo. Si alguien se anima a hacer este recorrido, que vaya con suficiente agua, y avisado de que va a llegar a odiar el río Asabón y por supuesto, con los pies mojados.
2 Responses
La cabra ya no tira al monte
Muy bueno eso de: "Pincho, por si le faltaba algo al recorrido".<br />¿El perro también hizo la ruta entera?
Eduardo
Hola Angel, pues la ruta me ha gustado mucho, y es perfecta para el verano, porque los pies mojados en invierno es invierno es poco aconsejable. Me imagino que en un verano "normal" será más sencilla, pero esta primavera y este verano están siendo especialmente lluviosos, tomo nota, saludos