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Vuelta al Perdiguero: Viadós – Collado de Añes Cruces – Refuge de La Soula

publicado en: Vuelta al Perdiguero | 0

Fecha de la actividad: sábado, 11 de julio de 2015

Lugar de salida: Refugio de Viadós

Objetivo: Refuge de La Soula

Desnivel positivo acumulado: 1025 metros

Distancia y tiempo empleado: 15 km en 10h30′ (incluidos mil descansos)

Archivo GPS (con el recorrido, click para descargar): TrackGPS

Visita las otras jornadas de la ruta

Vuelta al Perdiguero, segunda jornada: Refuge de La Soula – Coll des Gourgs Blancs – Refuge du Portillon

Vuelta al Perdiguero, tercera jornada: Refuge du Portillon – Perdiguero – Refugio de Estós

Vuelta al Perdiguero, cuarta jornada: Refugio de Estós – Puerto de Gistaín – Viadós

La Ruta

En principio habíamos planteado una ruta más ambiciosa, pero por diferentes motivos terminamos acortando la ruta, quedándonos tal y como se verá en las próximas entradas.

Quedamos en Ainsa, y desde allí vamos en un único coche hasta el refugio de Viadós. Nos preparamos y salimos para arriba. Remontamos el valle de Añes Cruces, siguiendo la GR11, al poco dejamos a nuestra derecha el desvío al Collado de Eriste y el Refugio Ángel Orús.


El camino es sencillo, pero poco a poco va ganando altura sobre el río, pasamos sobre alguna bonita cascada y en algo más de 1h30’ llegamos al cruce sobre el río para subir al collado de Estós, por donde continúa la GR11. Nosotros seguiremos hacia el Collado de Añes Cruces continuando por la HRP.


El camino continúa por pastizales  y algún tramo rocoso. Alcanzamos un llano donde se recogen las aguas del circo, aún queda un poco de nieve, pero nada que ver con los años pasados (Ruta de Los Perdidos y Tour del Vignemale).


Ahora giraremos hacia la torrentera que queda a nuestra izquierda, encaramos primero una incómoda pedrera rojiza que nos hace esforzarnos de lo lindo, dos pasos arriba y uno para abajo. Una vez atravesamos el torrente, si bien el terreno continúa bastante empinado se progresa mucho más fácilmente. En un pequeño rellano tenemos dos opciones, subir por una canal rocosa, o cruzar de nuevo el torrente y subir por la orilla izquierda hidrográfica. Al final optamos por la canal que se supera sin siquiera apoyar las manos. Salimos a una amplia zona de praderíos, con una amplia panorámica sobre el Posets. Aprovechamos para comer, ya que se ha hecho la hora. Nos tomamos nuestro tiempo, pues se está bastante bien.


Nos restan poco más de 100 metros de desnivel para alcanzar el Puerto de Añes Cruces, justo bajo el Bachimala. Remontamos metro a metro, y llegamos a un pequeño ibón justo debajo del Puerto. Una vez en él, comenzamos un vertiginoso descenso hacia el valle d’Aigues Tortes, al poco de comenzar a bajar Félix se empieza a encontrar mal, ralentiza su paso y se le ve paliducho. Cuando llegamos al llano y atravesamos un nevero, vemos que nuestro ritmo no es el adecuado para llegar a la hora al refugio, tampoco hay cobertura, así que decidimos que Bernardo y Roberto se adelanten a ver si conseguimos que nos den de cenar aunque lleguemos tarde.


Seguimos nuestro camino hacia una pequeña presa, que canaliza el agua hacia el embalse de Pouchergues.


Félix tiene que parar, se encuentra mal, le duele el abdomen, y tiene un creciente malestar, hasta tiene un caminar errático. Visita al «Señor Roca», por dos veces y termina vomitando la comida, algo le ha sentado fatal, eso o un corte de digestión.

Más abajo llegamos a una bonita pradera con un pequeño ibón que terminamos rodeando.


El agua que llega a esta pradera, sale de ella formando una bonita cascada. Al poco llegamos hasta un pequeño refugio, Cabaña de Prat Cazeneuve, donde nos cruzamos con las primeras personas que vemos desde el desvío del collado de Estós.


Descendemos hacia el valle, el sendero pierde altura rápidamente primero por una zona rocosa y más adelante entre rododendros.

La cascada del embalse de Pouchergues baja espectacular, con una cantidad de agua increíble, desproporcionada para la cantidad de nieve que hemos ido viendo. Desde aquí arriba sorprende, pero una vez abajo, vemos que cruzar el río va a ser un asunto serio. Parece que el caudal está muy por encima del que tendría que ser, quizá hayan abierto la presa, por que no parece normal.


Miramos y remiramos, no lo vemos nada claro, decidimos ir poco a poco, primero atravesamos el torrente que baja del valle por el que hemos descendido, para intentar ganar una zona más amplia de aguas tuertas, cuando no podemos seguir adelante, ya que el agua lo invade todo, nos descalzamos y comenzamos cruzar el torrente por su parte menos profunda, nos cuesta bastante tiempo y como ya íbamos bastante retrasados, no ayuda nada.

El último vadeo requiere mojarnos hasta mitad de muslo, así que tenemos que quitarnos el pantalón. Una vez de nuevo en el camino, pensamos que ya está todo hecho, pero no, está claro que baja mucha más agua de la que debería, ya que el camino está en sus tramos más bajos inundado por el río, hay que ir buscando alternativas y nos hacen perder tiempo y fatigarnos todavía más.

Félix, desde su visita al excusado se viene encontrando mejor, pero las horas de travesía se notan y aún queda un buen rato.


Entramos ahora en una zona en que el sendero gana altura con respecto al río, y podemos progresar cómodamente, llegamos a una zona rocosa en el que el camino pasa entre dos paredes rocosas, es una zona bien bonita, además al acabar, hay una fuerte bajada hacia una espectacular pradera.


Desde ella, solo resta, remontar unos metros para alcanzar el bosque y descender por la otra vertiente hacia el refuge de La Soula, al cual llegamos pasadas las 20:20 horas.

Bernardo y Roberto nos salen a recibir, estaban preocupados, habían llegado a pensar que incluso habríamos pensado en quedarnos a dormir en la Cabaña de Prat Cazeneuve.


Nos aseamos un poco y sin demora bajamos al comedor al segundo turno de cena, como es el puente del 14 julliet, fiesta en Francia, el refugio está a tope y es necesario un segundo turno que a nosotros nos viene de pelotas.

Una sopa indescriptible, cargadita de comino, una ensalada con mogollón de remolacha y un arroz con pisto, y de postre una compota de manzana.

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