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Castillo Mayor

Fecha de la actividad: viernes, 3 de abril de 2015

Lugar de salida: Aparcamiento, a unos 500 metros de Puértolas

Objetivo: Castillo Mayor

Desnivel positivo acumulado: 885 metros

Distancia y tiempo empleado: 9,6 km en 7h (incluidos descansos)

Archivo GPS (con el recorrido, click para descargar): TrackGPS

La Ruta

Saliendo de Escalona, dirección Francia, tomamos la carretera a nuestra izquierda. La seguimos unos 300m para tomar un desvío a mano derecha, hacia Puértolas. Al rato atravesamos esta población y, tras 500m, llegamos a una bifurcación. Seguiremos por la izquierda, hacia Bestué. A penas unos metros, porque vamos a dejar aquí el coche.

Nos hemos ido acercando, poco a poco, al Castillo Mayor. Ahora, mientras nos calzamos las botas, tenemos una buena vista del sinclinal colgado que parece emerger del bosque. Tenemos que dirigirnos hacia la parte inferior del embudo, no hay duda…

 

Seguimos unos 100m por la misma carretera, hacia Bestué. A nuestra derecha se distingue perfectamente un camino ascendente y empedrado.

Retiramos un alambre, no demasiado visible, para control del ganado, lo volvemos a cerrar y subimos entre campos. En ocasiones un  muro de piedras separa nuestro marcado camino de los pastos ocupados por unas cuantas vacas. Continuamos por la parte superior de una ancha loma bastante cubierta de vegetación. Aunque el camino ha dejado de estar empedrado, no hay problema para seguirlo. Pasamos  a nuestra derecha junto a una pequeña elevación y un collado (Collada Custodia 1275m). Unos 100m más allá nos desviamos en dirección noroeste., siempre hacia la base del embudo que forma el sinclinal. Si siguiéramos recto, norte, nos encontraríamos con la carretera que lleva a Escuaín.

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Desde aquí, a medida que nos acercamos a la base de los cortados, el camino se hace algo menos evidente y, esto es lo peor, los erizones más abundantes. Las zarzas, aliagas, ramas bajas y demás vegetales hirientes hacen este tramo un poco “pestoso”. No se pierde el camino en ningún momento, pero todos nos arañamos en mayor o menor medida.

Por fin se aclara la vegetación, unos metros antes de la aparición de un camino a nuestra izquierda. Baja de manera vertiginosa, hacia la carretera de Bestué. He leído que este es otro posible acceso al Castillo Mayor. Nosotros seguimos de frente, pasamos por debajo de unos cortados y por un tramo con el camino un poco derrumbado, 5 ó 6 metros, hasta llegar a una “puerta” de piedra. Estamos junto al llamado Prado del Cura, a unos 1.500m de altitud, y a los pies del embudo. Echando la mirada atrás disfrutamos de la vista del Solano, la Peña Montañesa y el valle del Cinca. Incluso podemos ver dónde hemos dejado el coche.

Es el momento de remontar una buena cuesta. A medida que ascendemos, la vegetación arbustiva va dejando algún hueco a las praderas. En la más grande hay que prestar atención para no perder el camino. Hay un par de buenos mojones en la entrada y la salida, pero no siempre tiene por qué ser así. Nuestra subida termina al llegar a la parte superior del embudo. Pasamos un amplio collado (1.760m) desde el que ya podemos ver la cima y bajamos unos 10 metros hasta los llanos del Castillo Mayor.

Desde aquí hay varias formas de llegar a la cima. Nosotros tenemos pensado ir de la forma más directa. Por dos razones: evitar un largo recorrido por encima de los cortados de la cara norte y, sobretodo, por lo tardío de la hora. Se puede alcanzar la cima tanto por el este como por el oeste y completar un recorrido circular. Otra vez será…

Nos dirigimos en dirección norte hacia una marcadísima senda… y enseguida cambiamos de idea y vamos en dirección norte-noreste hacia una traza mucho menos marcada. Una amable pareja, que está disfrutando de su almuerzo, nos dice que ellos han subido por la senda N y bajado por la NNE. Nos recomiendan, sin duda la NNE, así que les hacemos caso.

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La breve traza termina en dos mojones, justo cuando comienzan de nuevo los arbustos. La subida es fuerte y el terreno, un lapiaz de libro, requiere atención a la hora de poner los pies por los abundantes agujeros, aristas cortantes y piedra suelta sobre rocas prácticamente planas. No hay exactamente un camino, pero siguiendo los mojones y las manchas de pisadas sobre las rocas, no resulta difícil mantener la dirección adecuada. A mitad de subida vemos un buen número de sarrios atravesando los llanos de oeste a este. Y no es el único aborigen. A la cota 1.970m pasamos junto a uno de los árboles que, contra todo pronóstico, parece capaz de sobrevivir aquí. Ni el terreno ni la altitud parecen los más adecuados, pero… allá él. A mí me viene bien para componer un encuadre con el lapiaz, Cotiella de fondo y el propio árbol en primer plano.

Remontamos los 30m de desnivel que nos quedan hasta llegar al cordal cimero y nos damos de bruces con un cortado de más de 200m. Cuidadín… Nos protegemos de la caída yendo por el lado sur hasta llegar a la cima del Castillo Mayor (2.020m).

No es un sitio especialmente plano y tiene una buena caída hacia el norte. Como vamos con el pequeño (6 años) no nos quedamos a almorzar aquí. Además queremos quitarnos la bajada del lapiaz cuanto antes. Ha habido quien ha preguntado, durante la subida, si había que bajar por el mismo sitio… con la vana esperanza de una respuesta afirmativa. Esto no impide que comamos unas barritas de muesli y algún fruto seco mientras contemplamos el horizonte. Siempre digo que yo no hago monte por el paisaje. Subo y bajo montañas, sobre todo, por el mero placer de hacerlo. El camino es la meta, subo porque está ahí… y todas esas reflexiones que siempre ha plasmado alguien antes y mejor que tú. Pero a nadie le amarga un dulce (por definición) así que… a disfrutar del pedazo de vista. Destacan, por la cercanía, las tres marías, la Suca y, cómo no, el Soun de Ramon y el Perdido 1.300m por encima de nosotros. Los ya citados Peña Montañesa, todo el macizo de Cotiella, el valle del Cinca… incluso, más lejos, Peña Canciás. Después de la vuelta al horizonte y el tentempié emprendemos el descenso.

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Tal y como habíamos previsto, la bajada por el lapiaz nos lleva su tiempo. De hecho nos cuesta lo mismo bajarlo que subirlo. A pesar de los “miedos” y las precauciones de parte de la “cordada” llegamos sin un solo rasguño adicional a los llanos. Paramos junto a una mancha de nieve, echamos el bocata, unos bolazos y nos largamos con cierta prisa porque son casi las 5 de la tarde. Hay que madrugar más…

El resto de la bajada, por el mismo itinerario que la subida, sí nos cunde. Nos planteamos la posibilidad de bajar hacia la carretera de Bestué, por el desvío que hemos visto al subir. Así nos evitaríamos el tramo más cerrado de vegetación y los consiguientes arañazos. Vemos que en el mapa que el camino no aparece, y que las curvas de nivel están bastante juntas. El tramo que se aprecia desde arriba es muy escaso, porque enseguida desaparece la traza entre la vegetación. Al final decidimos que más vale malo conocido y, sin prisa pero sin pausa, bajamos hasta el coche. Son las siete menos veinte cuando llegamos. Nos han sobrado dos horas de luz, que tampoco es tanto…

A pesar de los pinchos y de las precauciones tomadas en el lapiaz, la excursión nos ha gustado mucho a todos. Una cima interesante con un itinerario variado y unas excelentes vistas. Cuidado con la sed en los días de calor porque no hay donde coger agua.

Galería de fotos

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